Históricamente en nuestras distintas sociedades organizadas, estereotipar los géneros ha sido un elemento determinante que ha afectado la relación de sectores específicos de la comunidad con la interpretación y aplicación de los conceptos de libertad y de derechos humanos. Esta estructuración social ha generado que se establezcan roles específicos femeninos y masculinos. Desde el nacimiento de un bebe, la familia misma e incluso hasta de manera inconsciente inculcan modelos e ideales preconcebidos sobre cómo debe ser el comportamiento y desarrollo de cada género, lo que solo termina afectando la autoestima, la integración y desarrollo de ese individuo con su propio entorno.