febrero 02, 2023

Queer


Históricamente en nuestras distintas sociedades organizadas, estereotipar los géneros ha sido un elemento determinante que ha afectado la relación de sectores específicos de la comunidad con la interpretación y aplicación de los conceptos de libertad y de derechos humanos. Esta estructuración social ha generado que se establezcan roles específicos femeninos y masculinos. Desde el nacimiento de un bebe, la familia misma e incluso hasta de manera inconsciente inculcan modelos e ideales preconcebidos sobre cómo debe ser el comportamiento y desarrollo de cada género, lo que solo termina afectando la autoestima, la integración y desarrollo de ese individuo con su propio entorno.

En este sentido Vélez, et al. (2009) expresa que “Con el tiempo los estereotipos se naturalizan, es decir, se olvidan de que son construcciones sociales y se asumen como verdades absolutas e intemporales con respecto a cómo deben ser los hombres y mujeres. La Organización de las Naciones Unidas (2018), señala a los estereotipos de género como un “problema global que tenemos que resolver entre todos y lanza campañas informativas que pretenden concientizar, así como plataformas para sensibilizar sobre el impacto y las consecuencias de la desigualdad de género a nivel general”. De acuerdo a lo establecido por las Naciones Unidas Derechos Humanos (2018) “El Derecho Internacional de los Derechos Humanos se ocupa de los estereotipos de género y de su utilización, que afectan a los derechos de las personas y libertades fundamentales ampliamente reconocidas”.


Los estereotipos podemos entenderlos o interpretarlos como aquellas cualidades, rasgos y características que se le otorgan automática y/o socialmente a una persona fundamentado por el sexo que posee. Según Bonder (1993), los estereotipos de género constituyen las ideas que ha construido una sociedad sobre los comportamientos y los sentimientos que deben tener las personas en relación a su sexo y que son transmitidas de generación en generación. Estos estereotipos marcados socialmente determinan y controlan las pautas de comportamiento que debe seguir un individuo según su masculinidad o femineidad, sancionando y penalizando cualquier desenvolvimiento social que no corresponda según lo establecido y determinado. Cuando una clasificación social interviene limitando el desarrollo libre de las capacidades personales y la toma de decisiones, entonces este estereotipo se hace perjudicial para la salud mental del sujeto, lo que se reflejará indiscutiblemente en esa sociedad en la que este individuo interviene.

¿Pero qué sucede cuando la persona no se identifica con su pene o con su vagina? John Money distinguió el sexo como lo biológico y el género como lo culturalmente reconocido (Preciado, 2015). El posestructuralismo desde su consolidación académica en el siglo XX ha reforzado las investigaciones sobre las dicotomías en la polaridad de los conceptos, comprendiendo que no existe una realidad total y absoluta que defina los binomios, otorgando mayor peso y validez a un contexto de espectros y diversidades. “La construcción de la identidad de género es un proceso permanente, personal y que involucra necesariamente el reconocimiento de las demás personas. Es permanente porque es imposible suspender este proceso […]. Es personal porque nadie puede construir la identidad de género por otro” (Red comunitaria trans, 2015).

La corriente de la teoría queer ha abordado esta problemática de manera contundente, principalmente en lo referente a la identidad, ya que en el aspecto etnocentrismo el feminismo musulmán y feminismo negro conlleva otro dialogo e interpretación. Esta teoría surgió aproximadamente entre los años 80 y 90, fundamentados en los estudios hechos por M. Foucault sobre la sexualidad y las ideas planteadas por Adrianne Rich acerca de la heterosexualidad obligatoria (Fonseca Hernández, 2009). La finalidad de la teoría queer es deconstruir el heterocentrismo. Debemos entender que la no identificación de género de manera establecida y “normalizada” transgrede los cánones sociales y se convierte en un desafío complicado de entender y aceptar, generando el rechazo y los prejuicios.

Los estudios sobre la tendencia queer tienen como finalidad romper con los esquemas de desigualdad, discriminación y opresión, entre otros, que caracterizan a las minorías en las sociedades de hoy, pero especialmente a las relacionadas con la sexualidad. No se lucha por un derecho a la intimidad, sino por la libertad pública de ser quien se es (Ambrosy, 2012).

Para nuestra población actual, dinámica, moderna y tecnológica el género no binario sigue siendo un tema incomprensible por muchos, ya que carecemos de los material e investigaciones necesarias que analicen con detenimiento esta realidad. Esto hace que sigamos simplificando la situación e incluso tratándola con las herramientas no adecuadas. Es importante y necesario que la temática se le imprima la importancia que socialmente tiene y se trate con el profesionalismo y seriedad que merece, de lo contrario no se podrán ofrecer las respuestas justas y necesarias que permitan soluciones dignas y perdurables.

La identidad descrita como no binaria conforma un espectro que no se puede categorizar en una disposición cerrada de identidades ya que uno de sus elementos básicos es la heterogeneidad. El bigénero, el género fluido y el agénero entro muchos otros, son parte de este espectro. Cada genero no binario influye en la identidad de un individuo de manera única y personal. Lo que sigue generando, por ignorancia, rechazo y una presencia constante de enebefobia.

La asociación ATCUES, presentó un informe sobre una encuesta realizada en el Reino Unido, donde se pretendía determinar qué porcentaje de la población se consideraba a sí mismo como una persona trans. Aunque el término trans se ha utilizado tradicionalmente como abrigo para cubrir otros géneros binarios y no binarios, los resultados del estudio arrojaron más preguntas que respuestas, ya que se determinó que la desinformación colectiva para entenderse como trans es extrema y preocupante. Aproximadamente el 8% de los encuestados que se entiende como trans estaban entre los 46 y 65 años, un 32% entre los 26 y 45 años, un 1% mayores de 65 años y el 59% fueron jóvenes alrededor de los 25 años.

La mayoría de lo que se conoce de la experiencia de las personas no binarias procede de cuentas personales que incluyen entradas de blogs, ensayos personales y posts en redes sociales. De esas fuentes, como de la limitada investigación psicológica, parece que el estigma experimentado por les individues no binaries puede varias de facto de otras personas LGBT. Por ejemplo, las actitudes discriminatorias hacia la gente no binaria pueden ser peores que hacia otras personas LGBT dada la falta de conocimiento e información que la mayoría de las personas tienes sobre este colectivo. La falta de visibilidad cultural de las identidades no binarias puede hacer que el proceso de desarrollo de la identidad sea más difícil para las personas no binarias. Es más, incluso después de llegar a entender su identidad, pueden enfrentar más estrés por tener que «salir del closet» frecuentemente, incluso en contextos LGBT, y por ser excluides e incomprendides. (Webb; Matsuno; Budge; Krishnan; & Balsam, 2015).

Estas investigaciones y preocupantes resultados han hecho que se activen las alarmas, requiriendo una intervención inmediata y especializada del trabajo social. Preguntas como ¿Qué está pasando en este sector específico, que aquellos que se consideran no binarios sean principalmente jóvenes? ¿Son las generaciones más adultas temerosas para presentarte como no binarios? ¿tienen los adultos mayores, acceso a la información necesaria para determinar que es ser no binario y si ellos pertenecen a este grupo en especial? Hay que tener en cuenta que estos datos corresponden a un tiempo y un lugar específico, no se puede generalizar, pero si logran determinar una realidad existente.

Ante estas realidades, nuestra perspectiva profesional requiere cada vez más incorporar la interseccionalidad como un factor elemental en el tratamiento de los géneros. A través de la interseccionalidad se nos facilitará el conocer las debilidades y fortalezas del tema, no solo la realidad opresiva sino también los posibles privilegios, como tratarlos y gestionarlos. Para el trabajo social la jerarquización y el manejo de privilegios siempre ha representado un reto y con el tema “no binarios” se manifiesta nuevamente la complejidad, ya que es un campo relativamente nuevo, sin grandes récords documentados que soporten decisiones y fundamenten estrategias.

Insisto que hoy día seguimos teniendo más preguntas que respuestas sólidas que satisfagan nuestra necesidad de entender para poder gestionar y ayudar. Este es un tema complejo que reclama aportes contundentes. El trabajador social está comprometido con promover y desarrollar los cambios sociales, la cohesión social y uno de sus deberes principales debe ser fortalecer en cada persona el sentimiento de liberación. Intervenir e investigar las metodologías necesarias que generen una transformación social que permita una integración adecuada del sujeto con su entorno.

La definición de “ELLE” dice que es un pronombre de carácter generalizado usado para personas que no se identifican con un género determinado, acatemos su decisión, no tenemos que entenderlo y mucho menos aprobarlo, ya que nadie requiere del consentimiento de otros para decidir que quieren ser o sienten que son. El primer paso para una convivencia efectiva y productiva dentro de esta agitada Urbe de Papel es el respecto. El trabajo social está comprometido es ser parte fundamental y gestor de los cambios que todos necesitamos para vivir en sana paz.

Rafael F. Carabano
MA Communication / MBA Multimedia Journalism
Febrero 2, 2023
Miami - Florida - USA

Referencias:
Ambrosy, I. (2012). Teoría Queer. Estudios Pedagógicos XXXVIII, 277-285.

Amurrio Vélez, M., Larrinaga Renter=a, A., Elisa, U. B., & Del Valle Loroño, A. I. (2009). Los estereotipos de género en los/las jóvenes y adolescentes. Sarriena: Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

ATCUES. (2017, Abril 1). Asociación Trans Cuirgénero Estatal. Retrieved from ANÁLISIS DE UNA ENCUESTA SOBRE EXPERIENCIAS CON LA ENEBEFOBIA DE PERSONAS NO BINARIAS DEL REINO UNIDO: https://atcues.wordpress.com/2017/04/01/analisis-de-una-encuesta-sobre-experiencias-con-la-enebefobia-de-personas-no-binarias-del-reino-unido/

Aveiga Macay, V., Menéndez, F., & Muñoz, J. (2019). INTERVENCIÓN DEL TRABAJADOR SOCIAL FRENTE A LOS ESTEREOTIPOS DE GÉNERO. Revista Caribeña de Ciencias Sociales, 2-4.

Bonder, G. (1993). La igualdad de oportunidades para mujeres y varones. Una meta educativa. Buenos Aires: UNICEF.

Fonseca Hernández, C. (2009, Febrero 27). La teoría Queer: la de-construcción de las sexualidades periféricas. Retrieved from https://www.scielo.org.mx: https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=s0187-01732009000100003

Mantilla Oliva, A. M. (2017). Identidades invisibilizadas. Los géneros no binarios en Trabajo Social. In A. M. Oliva, Identidades invisibilizadas. Los géneros no binarios en Trabajo Social. (pp. 54-63). Granada: ReiDoCrea.

Preciado, P. (2015). Testo yonqui. Barcelona: Editorial Espasa.

Red comunitaria trans. (2015). Cuerpos en prisión, mentes en acción. Bogotá: Red Comunitaria Trans de Colombia.

Unidas, N. (2014, Marzo 05). Los estereotipos de género y su utilización. Retrieved from Naciones Unidas, Derechos Humanos: https://www.ohchr.org/es/women/gender-stereotyping

Webb, A., Matsuno, E., Budge, S., & Krishnan. (2015). Non binary gender identities. Non binary gender identities, 2, 2.

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario