septiembre 20, 2019

MIGRACION VENEZOLANA


La migración venezolana ha ocupado lugares importantes en los medios y en la agenda política internacional. Por tierra, mar y aire se desplazan en busca de mejores condiciones de vida. Algunos hacen riesgosas caminatas de 16 horas diarias, por rutas que pueden alcanzar 3.500 kilómetros, muchos de ellos duermen en las calles; otros arriesgan su vida en el mar o hasta como polizontes tratando de colarse en un aviónColombia pide ayuda económica para atenderlos, Perú declara el estado de emergencia sanitaria en la frontera y Brasil moviliza sus tropas.


El representante especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para los refugiados venezolanos considera esta crisis migratoria de Venezuela como inédita en América Latina.
La migración ha sido un fenómeno natural a lo largo de la historia y tiene múltiples explicaciones, siempre fue un tema de interés social. Los motivos, razones y consecuencias se han trasformado en el tiempo, pero el fin siempre ha sido y será el mismo, la necesidad de una mejor vida y mayores posibilidades de conseguir ese bienestar.

Algunas zonas del planeta han sido alternativamente emisoras y receptoras de migrantes en función de su situación política, económica y social, así como de conflictos bélicos, religiosos, étnicos o de fenómenos naturales y climáticos.

Venezuela durante el siglo XX se caracterizó por ser un país receptor de inmigrantes, sobre todo de gente que venía de Europa huyendo de la devastación de la guerra y de las dictaduras instauradas en sus países. Sin embargo, ahora la historia es a la inversa y los que escapan actualmente de la dictadura son los del pueblo venezolano, quienes en los últimos 3 años han incrementado su salida del país en un 12%, según datos oficiales de la OIM.

Pero a estos números hay que aumentar los no registrados oficialmente por ningún organismo internacional -ilegales- y aquellos que cuentan con doble nacionalidad o han adquirido otras nacionalidades en los países de acogida.


Gran parte de esta migración, sobre todo la más reciente, se ha hecho a pie a países vecinos de la nación Bolivariana. Siendo las naciones sur americanas las más afectadas y de mayores registros de emigrantes venezolanos.

Según estima la ONU, un total de 2,3 millones de refugiados venezolanos abandonaron el país en los últimos años y la mayoría se trasladaron a países de la región como en el caso de Colombia, Perú y Ecuador donde se ha incrementado los problemas socioeconómicos propios y críticos de estas regiones.

Las migraciones masivas conllevan a un desplome económico local ya que aumenta el mercadeo informal y se abarata la mano de obra por la misma necesidad de los extranjeros. Socialmente es perjudicial porque ocasiona sobrepoblación, escases, aumento de la delincuencia y un peligroso choque cultural que termina en xenofobia.

Como lo describe la BBC Mundo: “La situación ha llevado a numerosos venezolanos a no tener otra alternativa que emigrar: ciudadanos andando por carreteras de países vecinos como Colombia en busca de refugio se ha convertido en una estampa habitual, En un día cualquiera, hasta 50.000 venezolanos han cruzado la frontera con Colombia en la búsqueda de comida y refugio para sus familias”.

La ACNUR por su parte declaró, “Las personas continúan saliendo de Venezuela para huir de la violencia, la inseguridad y las amenazas, así como la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales”.

El diario El País publica en su portal; “La crisis social, económica y política de Venezuela ha dejado de ser un problema exclusivo del país caribeño y ha devenido en un quebradero de cabeza para toda la región. Las principales potencias buscan una respuesta coordinada ante el riesgo de que los servicios públicos se colapsen y la xenofobia crezca”.

Infobae investigó sobre 10.000 venezolanos que llegaron a Ecuador antes de que entrara en vigor la exigencia de una visa humanitaria, el alcalde de la ciudad de Mallama declaró; "La situación es compleja, la (posibilidad de una) crisis depende de cómo nos vaya a partir de esta noche", insistió, antes de precisar que la masiva llegada de migrantes tiene presionado al sistema de salud local que no da abasto con la emergencia. Además, indicó que fueron acondicionados nuevos sitios para recibir a los niños migrantes y madres lactantes, ante el hacinamiento que se vive en los seis albergues del municipio.



El portal colombiano, elespectador.com detalló que; “Ya son 1’408.000 inmigrantes venezolanos, un número de alrededor de 400.000 colombianos retornados, casi 400.000 personas en tránsito al sur del continente en lo que va del 2019 y una migración pendular diaria de aproximadamente 45.000 ciudadanos del lado venezolano que dependen del paso en la zona de frontera, según los últimos datos oficiales.”

Se ha especulado mucho sobre la migración venezolana, pero ¿cuáles son realmente sus magnitudes y quiénes migran?, ¿cuánto de propaganda y cuánto de realidad hay en las noticias sobre este tema?, ¿cuáles son las funcionalidades políticas y económicas que subyacen detrás de estos eventos?

En un primer momento la migración mayoritaria estaba compuesta de profesionales calificados. Este perfil parece haberse conservado al menos hasta 2014, lo que no significa que el éxodo de profesionales haya cesado en la actualidad. Para 2016, más de 883.000 profesionales se habían ido del país; 90% de estos emigrantes eran universitarios, 40% tenía una maestría, 12% doctorado y posdoctorado, pero lo más importante es la experiencia que cada una de estas personas poseen.

Más recientemente, el perfil de los migrantes se ha democratizado: ahora abarca todas las clases sociales, lo que afectará también su homogeneidad, procedimientos, vías y destinos.

Una encuesta de Consultores 21 difundida en enero de este año indicaba que al menos 33% de los sectores populares quiere ir a vivir al exterior. Esto debilita la fuerza de trabajo en el país. La migración de las clases medias bajas y los más humildes ha generado una ola de reacciones negativas en los países receptores, que otrora les tendían alfombras rojas cuando eran profesionales capacitados o turistas ávidos de pasar sus tarjetas de crédito con dólares preferenciales, que luego serían vendidos en el mercado negro. Pero ya se acabó la fiesta del «turismo cambiario».

Por su parte, el discurso oficial del gobierno venezolano niega la existencia del fenómeno migratorio, calificándolo como una «campaña contra el país», un «montaje» o «fake news».

Como último recurso propagandístico el gobierno venezolano ha creado el «Plan Vuelta a la Patria» para facilitar el retorno de venezolanos al país, cuyo detonante principal fueron los ataques sufridos por venezolanos en el estado de Roraima en Brasil. Sin embargo, este incipiente plan no tiene mayor capacidad para marcar una diferencia significativa ante este fenómeno, ya que no ataca los factores que lo provocan.


Desde el punto de vista político, los gobernantes de los países receptores cuentan con chivos expiatorios con los cuales desviar la atención de sus respectivas agendas y problemas nacionales. Para el gobierno venezolano también es rentable políticamente: con este éxodo de personas se disminuyen considerablemente los cuadros medios que pueden hacerle una oposición activa o que podrían renovar a estos sectores, así como su participación electoral. Además, la migración sirve como una válvula de escape a la tensión social que implica la crisis.

Por otra parte, se crean espacios para la captación de ingentes recursos internacionales para los gobiernos que sirven como anfitriones. La Unión Europea y Estados Unidos han proporcionado al menos unos 136 millones de dólares desde finales de 2016 a estos países. El gobierno de Venezuela también ha informado que le solicitará a la ONU 500 millones de dólares para la repatriación de venezolanos. Sin perder de vista la posibilidad de poder echarle mano a las remesas.

Las causas que motivan esta huida no tienen pronta ni una mágica solución. Hay que buscar las maneras para que el país y su gente se mantengan vinculados, tejer redes y construir puentes entre los que se han ido y los que se quedan. Más allá de lo económico o las remesas, es vital el flujo también de conocimiento, información, capacidades técnicas, creación de espacios para el encuentro y el trabajo conjunto. Hay que encontrar alternativas en estos duros tiempos que nos toca vivir. La unión de esta multiplicidad de experiencias es necesaria para la reconstrucción del país.

Referencias:
https://revistaliterariamonolito.com
https://www.elespectador.com
https://nuso.org/articulo/un-exodo-venezolano/
https://cnnespanol.cnn.com/2019/02/02/venezuela-migracion-venezolana-nuevo-factor-politico-region/
https://www.acnur.org/situacion-en-venezuela.html
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-49119834


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