El Tren de Aragua es uno de los grupos criminales más notorios de Venezuela, con actividades que han transcendido las fronteras nacionales, y cuyo impacto va mucho más allá de la violencia en las calles. Este grupo, vinculado a diversos delitos, desde el tráfico de drogas hasta la trata de personas, ha dejado una huella profunda en la seguridad de Venezuela y ha perjudicado la imagen del país a nivel internacional. A lo largo de su existencia, ha evolucionado y crecido en poder, estableciendo conexiones con otros grupos criminales y, según diversas investigaciones, incluso con el gobierno de Nicolás Maduro. Este artículo busca ofrecer una visión más detallada de su origen, la expansión de su influencia, sus líderes, y el daño que ha causado tanto dentro de Venezuela como fuera de sus fronteras.
Los Orígenes del Tren de Aragua
El Tren de Aragua fue fundado a mediados de la década de 1990, en el contexto de un sistema penitenciario venezolano caótico, plagado de hacinamiento y violencia. Su origen se remonta a la cárcel de La Planta, en Caracas, considerada uno de los centros penitenciarios más violentos del país. A partir de allí, el grupo comenzó a crecer a medida que los miembros de la banda se fueron infiltrando en distintas cárceles, donde comenzaron a consolidarse como una organización criminal dentro del sistema penal (El País, 2019).
Durante sus primeros años, el Tren de Aragua se dedicó principalmente a actividades de extorsión, robos, y control de ciertas rutas dentro de las cárceles. Sin embargo, a medida que su poder se fue consolidando, comenzaron a operar fuera de las prisiones, ampliando sus actividades a lo largo del país, principalmente en el estado de Aragua, de donde tomaron su nombre. Desde allí se expandieron a zonas urbanas y rurales, donde las autoridades locales y nacionales no lograban controlar la violencia y el crimen. A medida que Venezuela se sumergía en una profunda crisis política y económica, el Tren de Aragua aprovechó la inestabilidad del país para expandir su influencia y sus operaciones (International Crisis Group, 2020).
En sus primeros años fuera de las cárceles, el Tren de Aragua se dedicó principalmente al narcotráfico, aprovechando la ubicación estratégica de Venezuela como punto de tránsito para la cocaína proveniente de Colombia y dirigida hacia los Estados Unidos y Europa. De acuerdo con fuentes de la DEA (Administración para el Control de Drogas de EE. UU.), la organización comenzó a operar de manera más profesional, diversificando sus fuentes de ingresos. No solo se involucraron en el tráfico de drogas, sino que comenzaron a involucrarse en otros delitos como la trata de personas, el tráfico de armas, y la explotación de recursos naturales, como la extracción ilegal de oro en los estados del sur de Venezuela (The Guardian, 2021).
Una de las características que diferenció al Tren de Aragua de otros grupos criminales fue su capacidad para infiltrarse en instituciones gubernamentales y en el sistema judicial. A medida que el grupo ganaba poder y control territorial, algunos informes internacionales sugerían que ciertas autoridades locales y nacionales podían estar siendo cooptadas por estos delincuentes, lo que les permitió operar con relativa impunidad. Este control territorial, sumado a la falta de un sistema de justicia eficiente, consolidó su poder (BBC Mundo, 2020).
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El Tren de Aragua ha sido dirigido por varios líderes a lo largo de los años, algunos de los cuales se han hecho conocidos no solo en Venezuela, sino también en otras naciones latinoamericanas donde el grupo tiene presencia. Entre los nombres más relevantes de esta organización criminal destacan:
- Niño Guerrero es uno de los principales líderes del Tren de Aragua, conocido por su extrema peligrosidad y capacidad para evadir las autoridades. Su nombre ha trascendido en el ámbito criminal, convirtiéndose en un símbolo de poder dentro de la organización. A pesar de los esfuerzos para capturarlo, sigue siendo un fugitivo, lo que ha llevado a las autoridades a ofrecer hasta US$5 millones por su captura. Se le vincula con el control de rutas de tráfico de drogas y diversas actividades ilícitas, tanto en Venezuela como en otros países de América Latina, lo que lo convierte en una de las figuras más buscadas de la región.
- Yohan José Romero, alias "Johan Petrica", es otro de los cabecillas más peligrosos del Tren de Aragua, cuya influencia se extiende a lo largo de varias operaciones criminales en la región. Su reputación de ser implacable en sus métodos lo ha convertido en un objetivo prioritario para las autoridades, que han establecido una recompensa de hasta US$4 millones por su captura. Se le atribuyen numerosos crímenes, entre ellos el tráfico de armas y drogas, así como la extorsión y el secuestro, lo que ha consolidado su posición como uno de los líderes más temidos y buscados de la organización.
- Giovanny San Vicente, también conocido como "Giovanny", es otro de los principales líderes del Tren de Aragua y uno de los hombres más buscados por las fuerzas de seguridad. Su participación en la organización abarca múltiples actividades ilegales, entre ellas el control del narcotráfico y la extorsión. La recompensa por su captura refleja la importancia de su rol dentro del grupo, siendo considerado un líder estratégico y peligroso. A pesar de los esfuerzos por dar con su paradero, sigue siendo una pieza clave en las operaciones del Tren de Aragua, operando con gran astucia para evitar ser capturado.
El control sobre el Tren de Aragua, sin embargo, no es siempre estático, ya que en ocasiones se ha fracturado en facciones internas debido a disputas por el liderazgo y el control de territorios y rutas de tráfico. A pesar de las capturas de varios de sus líderes, la organización sigue operando con eficacia, gracias a su estructura descentralizada que permite la aparición de nuevos líderes dentro de las diversas células del grupo (El Universal, 2022).
Vínculos con el Gobierno de Nicolás Maduro
Uno de los aspectos más complejos y polémicos del Tren de Aragua es su presunta relación con el gobierno de Nicolás Maduro. Aunque el gobierno venezolano ha negado constantemente cualquier vínculo directo con el crimen organizado, investigaciones internacionales han señalado posibles conexiones entre el Tren de Aragua y funcionarios del régimen chavista. Este vínculo podría ser entendido como una forma de control de ciertos territorios estratégicos que permiten al gobierno mantener su poder, o bien como una forma de "negocios" ilícitos a través de la colaboración con grupos criminales.
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Este tipo de colaboración ha sido también corroborado por agencias internacionales como la DEA y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), quienes han identificado a miembros de la organización implicados en actividades relacionadas con el narcotráfico y la corrupción. La supuesta complicidad entre el crimen organizado y el gobierno ha sido una de las principales razones por las cuales la imagen de Venezuela sigue siendo asociada con la violencia y la inseguridad (International Crisis Group, 2020).
Impacto Internacional y Daño a la Imagen de Venezuela
El Tren de Aragua no solo ha tenido un impacto negativo dentro de Venezuela, sino que también ha afectado profundamente la imagen del país en el contexto internacional. Venezuela, que ya atraviesa una crisis económica, política y social desde hace más de dos décadas, ha sido vista como un refugio para la criminalidad. Grupos como el Tren de Aragua, al operar de manera libre en ciertos territorios y extender sus actividades a otros países de la región, refuerzan la percepción de que Venezuela es un estado fallido donde el crimen organizado tiene más poder que las autoridades legítimas.
Los países vecinos, como Colombia, Brasil y Ecuador, han sufrido las consecuencias directas de la presencia de este grupo en sus territorios. El Tren de Aragua ha sido responsable de numerosos delitos en estas naciones, incluyendo secuestros, extorsiones y tráfico de drogas. Además, su involucramiento en la trata de personas y la prostitución ha causado graves daños a las comunidades más vulnerables (BBC Mundo, 2020).
En 2020, un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denunció que grupos criminales como el Tren de Aragua han extendido su influencia sobre sectores de la población migrante venezolana, sometiéndolos a trabajos forzados y explotándolos sexualmente en diversas partes de América Latina (CIDH, 2020).
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Un País Atrapado por la Criminalidad
El Tren de Aragua es un reflejo de los profundos problemas estructurales que enfrenta Venezuela. Desde su origen en las cárceles hasta su expansión transnacional, este grupo criminal ha logrado establecerse como una de las amenazas más peligrosas en América Latina. Su relación con el gobierno de Maduro y su impunidad en diversas partes del país han contribuido al debilitamiento de las instituciones del Estado venezolano y al crecimiento de la inseguridad.
Impacto interno (en la población local)
Inseguridad y violencia: El Tren de Aragua es responsable de una gran cantidad de crímenes violentos, como homicidios, secuestros, extorsiones y robos. Esto genera un clima de miedo e inseguridad en las comunidades, afectando la vida diaria de los habitantes.
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Destrucción del tejido social: Las bandas criminales, al generar caos y desconfianza, desgarran las estructuras comunitarias. Las personas suelen verse obligadas a tomar medidas extremas para protegerse, lo que lleva al aislamiento social y a la fragmentación de la comunidad.
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Control de territorios y recursos: Los grupos criminales, como el Tren de Aragua, controlan ciertas zonas del país, ya sea mediante el cobro de "vacunas" (extorsión) o incluso a través del control directo del tráfico de drogas, armas y otras actividades ilícitas. Esto puede llevar a la pérdida de confianza en las autoridades locales y el debilitamiento de los sistemas de justicia.
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Desplazamiento forzado: La violencia y la intimidación pueden llevar a muchas personas a huir de sus comunidades, ya sea dentro del país o hacia otros lugares. Esto contribuye al fenómeno del desplazamiento interno de poblaciones, generando aún más tensiones en las áreas de acogida.
Expansión de actividades criminales: El Tren de Aragua ha logrado extender su influencia a países cercanos como Colombia, Chile, Brasil y Perú, entre otros. En estos lugares, las actividades del grupo incluyen narcotráfico, trata de personas, extorsiones y prostitución. Esto incrementa la criminalidad en esas regiones, afectando la seguridad pública y la confianza en las autoridades.
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Impacto en las relaciones internacionales: La presencia del Tren de Aragua en otros países puede deteriorar las relaciones entre estos y Venezuela, ya que la actividad criminal transnacional genera tensiones diplomáticas. Además, puede complicar las iniciativas de seguridad regional, al involucrar a múltiples actores gubernamentales.
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Tráfico de migrantes: En algunos casos, el Tren de Aragua ha estado vinculado con el tráfico de migrantes, aprovechándose de la crisis económica y política en Venezuela. Esto afecta no solo a los migrantes que caen en sus manos, sino también a los países que enfrentan crisis migratorias debido al éxodo venezolano.
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Incremento de los costos para los gobiernos: Los países afectados por las actividades del Tren de Aragua deben invertir más en seguridad, investigaciones y sistemas judiciales para combatir el crimen organizado transnacional. Este aumento en los costos afecta la economía de esos países y, en última instancia, a la población general.
La imagen de Venezuela en el mundo sigue siendo afectada por la presencia de este tipo de organizaciones. La situación se complica aún más con la crisis humanitaria que atraviesa el país, que empuja a muchos ciudadanos a ser víctimas o cómplices de estas bandas, ya sea por necesidad económica o por coerción. La lucha contra el Tren de Aragua y grupos similares requiere un esfuerzo coordinado, no solo dentro de Venezuela, sino también en colaboración con los países de la región que enfrentan las mismas amenazas. Sin embargo, mientras no se resuelvan los problemas fundamentales del país, como la corrupción, la pobreza extrema y la falta de control territorial, Venezuela seguirá siendo un caldo de cultivo para el crimen organizado.
Rafael F. Carabano
MA Multimedia Journalism / MA P.R. Communication
Miami, Fl. - 2025, 30 de marzo.
Urbe de Papel
Miembro de la Asociación de Periodistas Venezolanos en el Extranjero - APEVEX
Referencias
El País. (2019). El Tren de Aragua: La banda criminal que opera en toda América Latina. El País. Recuperado de https://elpais.com
International Crisis Group. (2020). Venezuela: El desafío de los grupos criminales. International Crisis Group. Recuperado de https://crisisgroup.org
The Guardian. (2021). El Tren de Aragua y la crisis del narcotráfico en Venezuela. The Guardian. Recuperado de https://theguardian.com
BBC Mundo. (2020). Venezuela y el impacto del Tren de Aragua en la región. BBC Mundo. Recuperado de https://bbc.com/mundo
El Nacional. (2014). Captura de José Antonio “El Niño” Rivas, líder del Tren de Aragua. El Nacional. Recuperado de https://elnacional.com
La Nación. (2020). El Tren de Aragua y su expansión en Colombia. La Nación. Recuperado de https://lanacion.com.co
Infobae. (2021). Líderes del Tren de Aragua en Chile y Brasil: la amenaza regional. Infobae. Recuperado de https://infobae.com
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). (2020). La trata de personas y el Tren de Aragua. CIDH. Recuperado de https://oas.org
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